viernes, 31 de julio de 2009

El síndrome de doña Juana
Siento el silencio de tu boca
mientras arde la mía.
La pasión desbordada
es encarcelada
en el último suspiro de tinta.
Esa pasión,
que hace abandonar mi yo,
el yo más valiente.
Soy sin más
un muñeco, autómata inconsciente
navegado en desvarío
siguiendo la sutil luz
de una estrella fugaz
meteorito de ilusión
que clavó en mi alma
el síndrome fiel
de Doña Juana:
AMAR hasta enloquecer
sin encontrar respuesta