martes, 25 de agosto de 2009

Al sentirme inmersa en la ardua batalla de la vida,
busco inconsciente el ágil edecán que proclame lo que calle la voz.
Así pues baila de nuevo ante un blanco papel
y se mece inquieta esta arma sutil de una aprendiz de poeta.
Ahora cambio la pluma por las teclas, el papel por la pantalla
pero al final es lo mismo, encontrar el ágil edecán...